En la cancha de Porteño, un solo grito
rasgó el aire en el atardecer de gloria para una modesta institución
que tiene porvenir de grande: Almirante Brown. Necesitaba un empate,
nada más que un empate para ganar el ascenso a la Primera B, pero
Almirante Brown -alma y garra de campeón- buscó el triunfo y lo
encontró frente a un rival que no le dio tregua, por lo que hizo más
valiosa la conquista. Y las pequeñas tribunas de Porteño -rival en
esta jornada magnífica- se poblaron de banderas y de gritos,
transladándose el júbilo más allá de ese escenario para llegar
hasta San Justo e invadir todo el partido de La Matanza. Después fue
una noche inolvidable. Una noche para la historia del club que nació
con el cariño de unos pocos entusiastas y creció envuelto en el
amor de todos. La alegría pobló las calles y las ventanas
florencieron en muchachas que aguardaban la llegada de los cracks
para regalarles una sonrisa de agradecimiento por esta conquista que
esperaban con ansias contenidas, pero con entusiasmo desbordante.
Amigos y gente que no se habían visto nunca, festejaban juntos el
ascenso del club y La Matanza se convirtió en una hoguera encendida
de pasiones que invadieron casas y calles.
Porque el club Almirante Brown cuenta
con el apoyo del barrio, como lo demuestran las recaudaciones que
obtiene, y que son de alrededor de 65,000 pesos por partido. Esta
cifra es importante para la división. Se ha hecho el esfuerzo de
contratar a figuras conocidas que actuaron en clubes de categoria
superior. En la actualidad, Onzari, Cadars, Faedda, Senes y
Guenzatti, forman parte del plantel que dirige el recordado Marcos
Busico.
Pero Almirante Brown , club fundado el
17 de enero de 1922, no vive solamente del y para el fútbol.
Precisamente, la razón de esta nota es destacar la función social
que cumple, y los sensaciones proyectos que la comisión directiva
tiene en carpetas. El año que corre ha resultado por más fructífero
para la institución de La Matanza.
Al esfuerzo de contratar jugadores de
valía, se sumó la ampliación de la excelente sede social, situada
en un punto neurálgico de San Justo. La terminación de la cancha de
basquetbol, que permitirá anotar al club para disputar el campeonato
de la asociación o la federación (está por decidirse) el año que
viene. Sin embargo el gran espaldarazo, se lo brindó un decreto del
gobierno nacional, adjudicándole a Almirante Brown 12 hectáreas de
terreno de Isidro Casanova, el 30 de octubre de 1964. Realmente, el
valor de esos terrenos que tuvimos el gusto de visitar, es enorme. Y
la institución piensa hacer el debido honor a la regalía en la que
tuvo activa participación el ministro Oñativia, construyendo una
ciudad deportiva en un proyecto de gran envergadura. Según las
manifestaciones del presidente del club, señor Adolfo Abate, así
también del vicepresidente Peterini, el secretario Regalini, el
tesorero Mendoza, el médico del club y del equipo de fútbol e
integrante de la subcomisión de propaganda, doctor Foglia, y otros
miembros de comisión directiva, la intención es realizar una obra
de gran significación social para toda esa barriada tan populosa.
“Las posibilidades del club -nos dijo
el presidente- son magníficas. En el partido de La Matanza,
desgracidamente no hay clubes. Y aquí vive medio millón de
habitantes. La zona de influencia de Almirante Brown es,
prácticamente, hasta Cañuelas. Abarca toda la Ruta 3. Hace un mes
teniamos alrededor de 2100 socios. Ahora casi somos 4000 y es
impresionante la cantidad de solicitudes que recibimos diariamente.
Estamos muy próximos a concretar la operación de venta del terreno
en que actualmente se levanta nuestra cancha y estadio de fútbol.
Esto es cuestión de días. Con ese dinero tenemos resultado
construir un nuevo estadio en los terrenos que nos han adjudicado. La
capacidad minima exigida para clubes de Primera B es de 15000
personas. Nosotros pensamos tener comodidad para 20,000 el dia de la
inauguración. Para cuando toda la obra esté terminada, calculamos
la capacidad del futuro estadio en 100,000 espectadores. Por lo
pronto, la pileta de natación olímpica será realidad en menos de
un mes. Esta es la primera obra ejecutada en los nuevos terrenos”.
Los integrantes de la CD nos muestran
los planos aprobados, en los que constan todos los detalles de la
futura ciudad deportiva. En la misma, además de la pileta olimpica
con cancha de waterpolo, y del estadio de fútbol, habrá otras
canchas de fútbol para divisiones menores. Varias canchas de tenis.
Gran cantidad de vestuarios para socios. Otras dos piletas de
natacion para distintas edades. Guarderia infantil. Pistas para
atletismo, etc. Indudablemente, la obra es tan ambiciosa como
plausible. Tiene gran trascendencia social y merece todo el apoyo de
las autoridades. También el comercio de la zona se verá beneficiado
con la concreción de los proyectos, y es lógico que su esfuerzo
también mire hacia Almirante Brown. Casi seguramente el próximo 14
de noviembre, se inaugurará un mástil y se colocará la piedra
fundamental, con la asistencia del presidente de la República. Para
esa época, la pileta olimpica estará a punto de ser inaugurada.
Caso curioso, primero comienzan los trabajos, y por cierto que a
ritmo febril, y luego, cuando haya tiempo, se coloca la piedra
fundamental.
Almirante Brown trabaja en serio. Reina
en el grupo de hombres gran armonia. No existen divisiones entre
fracciones políticas. Todos tiran del mismo carro en la misma
dirección. Los jueves hay asado entre jugadores y dirigentes. Pagan
una vez los dirigentes, y al jueves siguiente los jugadores. Luego de
ganar un partido dificil, la CD pretendió entregarles a los
jugadores un premio (no especial porque en Brown no hay premios, de
manera que este hubiera sido especialisimo). Los jugadores se negaron
rotundamente a recibirlo. Existe otro motivo de orgullo. Es la única
institución afiliada a la AFA, que mantiene su cancha invicta este
año.
Tal vez los colores de su camiseta
estén indicando un destino de club grande, poderoso. Amarilla y
negra a rayas verticales. Una camiseta varias veces campeona en todos
lados. La del viejo y glorioso Peñarol, de Montevideo. Las razones
no están bien claras, pero Almirante Brown “se puso” esos
colores por que los usaba Peñarol. Tal vez un destino de grandeza...
Por de pronto, la enorme grandeza de
servir a la sociedad. De preocuparse por medio millón de habitantes
que esperan “su” club. Es un modo importantísimo de servir al
país. De hacer patria.